La percepción de la profundidad
Es la menos directa y la más ambigua.
Nuestro cerebro utiliza las siguientes estrategias para tener conciencia del espacio que le rodea y de las diferentes profundidades a las que se encuentran los objetos. Hay varios indicadores de profundidad:
-Gradiente de textura: alteración de la textura con la distancia.
-Perspectiva lineal: modelo geométrico que da cuenta con precisión suficiente, pero no absoluta, de los fenómenos ópticos reales.
¬Las líneas paralelas en el eje de visión (perpendiculares al plano de proyección) convergen en un punto.
¬La anchura de los segmentos de rectas paralelas disminuye con su alejamiento en la realidad.
¬La disminución del tamaño se interpreta como un alejamiento.
-Las variantes de iluminación: variaciones más o menos continuas de la luminosidad y de los colores, sombras propias y sombras proyectadas. Información que proporcionan:
¬Los objetos más lejanos se ven menos claros a causa de la interposición de un mayor espesor de la atmósfera (las partículas de agua y polvo que se encuentran suspendidas en el aire producen un efecto de filtración de la luz, esto hace que veamos los objetos lejanos con un color más pálido, menos saturado). Con la distancia el color de los objetos vira hacia tonalidades más frías, debido al efecto de filtro del aire atmosférico.
¬Los objetos luminosos aparecen más próximos.
¬Los objetos cuyo color es similar al del fondo tienden a aparecer más alejados.
-La interposición: unos objetos situados ante una superficie texturada harán que ésta se percibe como fondo. Este criterio es más importante cuando unos objetos se solapan sobre otros:
¬Cuando el objeto de delante es más grande que el objeto de detrás daremos sensación de profundidad.
¬En cambio, si es al revés lo que se resalta es el objeto que está detrás (recurso importante en publicidad para resaltar el producto).
La visión binocular o visión estereoscópica
es la capacidad que tiene un ser vivo de integrar las dos imágenes que está viendo en una sola por medio del cerebro (Sistema nervioso central). Éste último es el encargado de percibir las sensaciones que tanto un ojo como otro están viendo y de enviar una respuesta única y en tres dimensiones. El cerebro superpone las dos imágenes vistas) por la cual tenemos sensación de tres dimensiones que nos permite percibir la profundidad de campo. Como consecuencia, las personas obtenemos un campo de visión (área en el que podemos ver objetos si enfocamos los ojos en un punto central). En horizontal tenemos un campo visual de 100º a los extremos de visión y 60º en dirección a nuestra nariz. En vertical tenemos un campo visual de 60º hacia arriba y de 70º hacia abajo. A partir de los campos visuales individuales de cada ojo, que son imágenes tomadas desde ángulos ligeramente diferentes, se formará un campo visual común y un campo residual (hacia los extremos) quedará sin ver.
Convergencia ocular
Para tener una visión binocular es preciso que las órbitas oculares estén frontalizadas. Es pues un tipo de visión que pierde amplitud de campo por ganar profundidad de campo.
Si tenemos dos imágenes tomadas desde ángulos ligeramente diferentes y las mostramos por separado a cada ojo, el cerebro es capaz de reconstruir la distancia (y por lo tanto la profundidad) analizando la disparidad o el paralelismo entre estas imágenes. El cerebro humano también usa otras señales de profundidad para percibir las tres dimensiones, tales cómo: perspectiva, enfoque, iluminación y sombras.
Así se permite una visión tridimensional de casi la totalidad del espacio visual.